Significa que gente que no es profesional de la ciencia colabora con los científicos en la toma de datos útiles para la investigación.
Suena a precarización de la investigación científica.
No, de ningún modo. En la investigación hay espacio para todo el mundo. En la Red de Seguimiento de Flora de Interés Comunitario en Aragón (Resecom), coordinada por el Instituto Pirenaico de Ecología, los colaboradores nunca están solos. Toman determinados datos pero no sustituyen al científico, sino que colaboran con él. Se trata de dedicar un día al año a tomar datos de acuerdo a los criterios que nosotros marcamos y que nos los comuniquen. No se puede considerar en absoluto mano de obra barata. Ellos también aprenden.
¿Qué es Resecom?
Voluntarios buenos conocedores del territorio nos ayudan con la toma de datos de poblaciones de plantas. Si son inexpertos, participan en el programa ‘Adopta una planta’ y se hacen cargo del seguimiento de una especie y una población determinada. Vamos con el colaborador para mostrarle las plantas que va a visitar una vez al año durante una década. Puede ser en el Moncayo o en el Maestrazgo. Cuenta los ejemplares y nos manda la información.
¿Colaboran por amor a la naturaleza?
Totalmente. Se pagan todos los gastos, salvo lo poco que cuestan los materiales que aportamos nosotros. Ni siquiera se les paga el viaje.
¿Cuántos colaboradores han reclutado?
Son 200 personas, de las cuales 140 son ciudadanos voluntarios y el resto, agentes de protección de la naturaleza (APN).
¿Hay que ser muy ecologista para ser voluntario?
Hay un perfil muy variado. El 45% son funcionarios, en el resto hay estudiantes, desempleados, jubilados y también pequeños empresarios. Hay desde catedráticos a gente con estudios básicos.
¿Con una visita una vez al año se puede hacer el seguimiento de una planta?
No hace falta más.
¿Aparte de recuentos, qué otra información recaban?
Además del conteo, nos dicen si encuentran nuevas poblaciones o avisan de la desaparición. Nos ayudan a descubrir colonias, extinciones o amenazas. Son como un gran observatorio basado en el trabajo de gente voluntariosa.
¿Qué tipo de plantas vigilan?
Plantas y hábitats incluidos dentro de un proyecto europeo Life que termina este año. El Instituto Pirenaico y la DGA nos comprometimos a diseñar un método que sirva para monitorizar las especies y hábitats de lugares de interés comunitario (LIC). Hemos creado con voluntarios y APN una red de centinelas. Como hemos tenido muchísima demanda de participación, hemos incorporado otras especies que están amenazadas o que son de interés por ser indicadoras de cambio climático, aunque estén fuera de los LIC.
¿Qué espacios de Aragón tienen más seguimiento voluntario?
El Pirineo, porque hay muchos APN y mucha gente de Zaragoza que tiene casa allí y se ofrece a colaborar. En Zaragoza no hay tanta diversidad botánica y Teruel está despertando a este fenómeno, con grupos en Albarracín y Gúdar-Javalambre.
¿Reciben alguna formación?
De vez en cuando organizamos cursos para tomar datos y se hace una formación personalizada para cada caso. Cada año, tras el verano, hacemos una celebración de ‘Adopta una planta’ en la que nos reunimos y hacemos una presentación de resultados.
¿Cuánto va a durar su red de centinelas de la botánica?
El proyecto, con financiación europea, ha durado cinco años y acaba en 2018. Queremos que los voluntarios sigan al menos durante cinco años más. Diez años es un periodo suficiente para ver qué le ocurre a la diversidad botánica. Se verá si hay declive y qué especies avanzan o retroceden.