Estos investigadores visitarán tramos de ríos en lugares cercanos a su residencia y tomarán muestras de agua que serán analizadas con unos kits diseñados para este fin.
Más de un millar de voluntarios participan en un proyecto del Instituto Pirenaico de Ecología (IPE) para tomar muestras de las aguas que circulan por los distintos ríos de Aragón con el fin de analizarlas y evaluar el estado de salud de los caudales.
Según informa este organismo, dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la iniciativa, denominada #RíosCiudadanos y financiada por la Dirección General de Investigación e Innovación del Gobierno aragonés, nació en 2019 con el apoyo de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), de las empresas Libelium y ACAI Depuración y el colegio Ánfora.
El objetivo de este proyecto de ciencia ciudadana es el de dar a conocer la problemática de los ríos aragoneses a la población, implicándola en la realización de una analítica sencilla de la calidad de las aguas.
Según explican los miembros del equipo del Instituto Pirenaico de Ecología, «las redes oficiales de monitoreo de los ríos aragoneses, basadas en complejos y costosos equipos de muestreo automatizado o en el envío de equipos de profesionales a recoger muestras que luego se analizan en laboratorio, no pueden llegar a todos los lugares donde sí pueden hacerlo los ciudadanos».
De este modo, subrayan los expertos de este organismo, y gracias a la participación de numerosos voluntarios, «se podrá obtener un mapa mucho más completo del estado de nuestros ríos».
Estos trabajos comenzaron el pasado mes de marzo pero se vieron interrumpidos por el confinamiento establecido a causa de la pandemia por coronavirus.
En octubre se retomó la actividad, que se extenderá durante parte del mes de noviembre y en la que son más de mil los «científicos ciudadanos» que van a participar en el proceso de recogida y análisis de aguas.
Entre ellos, colabora alumnado de más de un centenar de colegios e institutos de Comunidad, miembros de decenas de asociaciones naturalistas para la defensa del medio ambiente y también personas particulares a título personal.
Todos ellos contarán con la formación necesaria y con un ‘kit’ de evaluación de la calidad del agua suministrado por el Instituto Pirenaico de Ecología para detectar la contaminación de origen agrícola y ganadera (nitratos), y urbano (bacterias de origen fecal).
Por su parte, la empresa colaboradora Libelium proporcionará al estudio sus dispositivos tecnológicos para la medición de la calidad del agua.
De esta forma, informan las citadas fuentes, el equipo de investigación contará con los registros de las muestras tomadas de forma manual por los alumnos y los podrá comparar con los datos registrados de manera automatizada por los dispositivos instalados en diferentes ubicaciones del curso de los ríos.
A juicio de una portavoz de Libelium, Alicía Asín, «es importante concienciar a la ciudadanía y a la industria del impacto que la actividad productiva y nuestra vida diaria tienen sobre el agua que después consumimos».
En su opinión, «tras la experiencia que estamos viviendo con esta pandemia, tenemos que poner la tecnología al servicio de la salud de las personas y esto pasa por automatizar al máximo los procesos de vigilancia y control de las redes de saneamiento, para optimizarlos y, así, detectar potenciales infecciones a partir del desarrollo de un sistema de alertas».
Una vez realizados los análisis, los resultados podrán ser compartidos a través de una APP «CitMapp» (Citizen Science Mapping Application), desarrollada por el grupo de Mapeado Colaborativo/ Geoinquietos de Zaragoza y la Fundación Ibercivis.
Toda la información obtenida será de carácter público y de acceso libre, por lo que podrá ser consultada y utilizada tanto por los participantes como por cualquier persona interesada.