La ciencia ciudadana se reivindica con un manifiesto. Autor: Francisco Sanz

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El Manifiesto por la Ciencia Ciudadana tiene abierta la recogida de firmas desde el pasado 22 de enero. En él se busca plasmar una serie de ideas o principios en los que cualquier proyecto o movimiento de ciencia ciudadana pueda verse identificado. No es tarea fácil. Una de las características y fortalezas de la ciencia ciudadana es su heterogeneidad, tanto en origen -¿dónde nace el problema a resolver?, ¿es una reivindicación social?, etc.- como en forma o metodología -¿quiénes van a ser los investigadores?, ¿hasta qué punto la ciudadanía estará involucrada?, ¿es un proyecto dirigido directamente por algún movimiento ciudadano?, etc.- o finalidad -¿el proyecto debe acabar en una publicación científica?, ¿debe resolver un reto social?, etc. Todas estas variantes, y muchas otras, tienen cabida en la ciencia ciudadana.

Entre los investigadores que ya han firmado el manifiesto se encuentran diversas entidades y grupos de investigación, como la Fundación Ibercivis, Open Systems de la Universidad de Barcelona, la Oficina de la Ciencia Ciudadana de Zaragoza, la Oficina de la Ciencia Ciudadana de Barcelona, Medialab-Prado (Madrid), el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) o la Fundación Descubre (Andalucía).

Tanto si te dedicas a la ciencia ciudadana como si estás en ella ocasionalmente o si te has planteado estar o simpatizas con ella o si crees que no es lo tuyo, aquí te presentamos el manifiesto, ojalá puedas convencerte.

Manifiesto para la ciencia ciudadana

La ciencia ciudadana es una práctica que incluye la participación de comunidades, colectivos o individuos fuera del ámbito académico en los procesos intrínsecos de una investigación científica. En mayor o menor medida, las tareas participadas pueden ser: la identificación de la problemática a que la investigación desea responder, la definición de la pregunta de investigación o la introducción de una hipótesis, la recogida de datos necesaria para responder a tal pregunta, la interpretación de los datos y la propuesta de acciones basándose en las evidencias recogidas.

Los firmantes de este documento reclamamos a los organismos responsables de la política científica a nivel estatal, regional y local:

  • Reconocer la ciencia como un bien común al que todos y todas queremos tener acceso y del cual formar parte.
  • Promover la ciencia ciudadana como una forma innovadora de crear espacios y sinergias transdisciplinarios, donde las aportaciones y las metodologías procedentes de varios ámbitos puedan generar una ciencia más robusta y socialmente relevante. En este sentido, se requiere enlazar la ciencia ciudadana con los actuales modelos de gestión y producción cultural fuera del ámbito estrictamente académico y con centros educativos de primaria y secundaria para promover juntos un aprendizaje activo.
  • Trabajar para que las prácticas de la ciencia ciudadana puedan responder a retos e inquietudes sociales surgidas en grupos y colectivos de la sociedad civil. En este sentido, cabe aproximar la investigación a la sociedad y que la sociedad sea partícipe de la agenda científica de una forma más activa y participada.
  • Otorgar un papel activo a la ciencia ciudadana ante los problemas contemporáneos, tanto a nivel global como local. Tales problemas han adquirido tal complejidad que resulta absolutamente imprescindible abrir los procesos de investigación y fomentar la participación tanto en la generación de nuevo conocimiento como en la propuesta de acciones basadas en un conocimiento participado
  • Reconocer la ciencia ciudadana como una práctica válida y valiosa dentro del ámbito académico y científico de nuestras universidades y centros de investigación, capaz de generar conocimiento científico e investigación, más allá de considerar la ciencia ciudadana como una estrategia efectiva para la divulgación científica o de implicación del público en los debates científicos. Queremos que nuestra ciencia ciudadana adquiera un alto grado de madurez situándose al nivel de países como Austria, Reino Unido o Estados Unidos, países donde la ciencia ciudadana ya tiene un reconocimiento notable, y en algunos casos conlleva líneas de financiación específicas estables.
  • Promover y facilitar tales prácticas dentro de nuestras universidades y centros de investigación, ofreciendo formación para investigadores jóvenes y recursos para los grupos de investigación ya maduros. Para tal caso, se requiere por un lado una política universitaria que promueva estas prácticas en grados y postgrados y por otro lado un plan nacional y/o planes regionales y locales que permitan financiar proyectos de investigación con prácticas de ciencia ciudadana tal y como ya está haciendo la Unión Europea.
  • Reivindicar la componente lúdica de la ciencia ciudadana. La curiosidad es motor necesario en la generación colectiva de nuevo conocimiento.
  • Trabajar para que la ciencia ciudadana se rija por criterios éticos (de equidad y de protección de datos de los voluntarios), de transparencia (datos y códigos abiertos) y que sea socialmente responsable (bajo los criterios de la Responsible Research and Innovation que promueve la Unión Europea) y esté alineada a los objetivos de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas. Tal objetivo es relevante para preservar unas buenas prácticas dentro del ámbito de la ciencia ciudadana.

Puedes ver y firmar el manifiesto para la ciencia ciudadana en el siguiente enlace.

Francisco Sanz director ejecutivo de la Fundación Ibercivis.

Esta sección se realiza en colaboración con el Observatorio de la Ciencia Ciudadana en España, coordinado por la Fundación Ibercivis

Ver el artículo en Tercer Milenio

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