Desde la Fundación Ibercivis hemos colaborado con distintos agentes que promueven la Ciencia Ciudadana en España para elaborar un manifiesto conjunto que eleve a las instituciones las peticiones que nuestra disciplina necesita.
Creemos firmemente que la Ciencia Ciudadana es uno de los mejores instrumentos para acercar la investigación científica a la ciudadanía, y es una práctica que incluye la participación de comunidades, colectivos o individuos fuera del ámbito académico en los procesos intrínsecos de una investigación científica.
MANIFIESTO PARA LA CIENCIA CIUDADANA:
La ciencia ciudadana es una práctica que incluye la participación de comunidades, colectivos o individuos fuera del ámbito académico en los procesos intrínsecos de una investigación científica. En mayor o menor medida, las tareas participadas pueden ser: la identificación de la problemática a que la investigación desea responder, la definición de la pregunta de investigación o la introducción de una hipótesis, la recogida de datos necesaria para responder a tal pregunta, la interpretación de los datos y la propuesta de acciones en base a las evidencias recogidas.
Los firmantes de este documento reclamamos a los organismos responsables de la política científica a nivel estatal, regional y local:
- Reconocer la ciencia como un bien común al que todos y todas queremos tener acceso y del cual formar parte.
- Promover la ciencia ciudadana como una forma innovadora de crear espacios y sinergias transdisciplinarios, donde las aportaciones y las metodologías procedentes de varios ámbitos puedan generar una ciencia más robusta y socialmente relevante. En este sentido, se requiere enlazar la ciencia ciudadana con los actuales modelos de gestión y producción cultural fuera del ámbito estrictamente académico y con centros educativos de primaria y secundaria para promover juntos un aprendizaje activo.
- Trabajar para que las prácticas de la ciencia ciudadana puedan responder a retos e inquietudes sociales surgidas en grupos y colectivos de la sociedad civil. En este sentido, cabe aproximar la investigación a la sociedad y que la sociedad sea partícipe de la agenda científica de una forma más activa y participada.
- Otorgar un papel activo a la ciencia ciudadana ante los problemas contemporáneos, tanto a nivel global como local. Tales problemas han adquirido tal complejidad que resulta absolutamente imprescindible abrir los procesos de investigación y fomentar la participación tanto en la generación de nuevo conocimiento como en la propuesta de acciones en base a un conocimiento participado.
- Reconocer la ciencia ciudadana como una práctica válida y valiosa dentro del ámbito académico y científico de nuestras universidades y centros de investigación, capaz de generar conocimiento científico e investigación, más allá de considerar la ciencia ciudadana como una estrategia efectiva para la divulgación científica o de implicación del público en los debates científicos. Queremos que nuestra ciencia ciudadana adquiera un alto grado de madurez situándose al nivel de países como Austria, Reino Unido o Estados Unidos, países donde la ciencia ciudadana ya tiene un reconocimiento notable, y en algunos casos conllevan líneas de financiación específicas estables.
- Promover y facilitar tales prácticas dentro de nuestras universidades y centros de investigación, ofreciendo formación para investigadores jóvenes y recursos para los grupos de investigación ya maduros. Para tal caso, se requiere por un lado una política universitaria que promueva estas prácticas en grados y postgrados y por otro lado un plan nacional y/o planes regionales y locales que permitan financiar proyectos de investigación con prácticas de ciencia ciudadana tal y como ya está haciendo la Unión Europea.
- Reivindicar la componente lúdica de la ciencia ciudadana. La curiosidad es motor necesario en la generación colectiva de nuevo conocimiento.
- Trabajar para que la ciencia ciudadana se rija por criterios éticos (de equidad y de protección de datos de los voluntarios), de transparencia (datos y códigos abiertos) y que sea socialmente responsable (bajo los criterios de la Responsible Research and Innovation que promueve la Unión Europea) y esté alineada a los objetivos de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas. Tal objetivo es relevante para preservar unas buenas prácticas dentro del ámbito de la ciencia ciudadana.