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Elige cuál de los siguientes objetos/accesorios de cada terna le ‘pega’ más a cada uno de los tres protagonistas que dan la cara en este experimenten. O dicho de otro modo, escoge o asigna uno de los objetos para cada uno de los protagonistas.
Los protagonistas:
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1.-Relojes de pulsera:
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2.-Frascos de colonia:
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3.- Lámparas de mesa:
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4.- Sillas:
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5.- Instrumentos musicales:
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Si has asignado el reloj, frasco, lámpara, silla e instrumento más redondeado/voluminoso /menos anguloso al primero de nuestros personajes; y, por el contrario, los más estrechos, finos, angulosos al segundo, entonces eres uno más del elevado porcentaje de personas que prejuzga al prójimo –para lo malo y para lo bueno- en función de su aspecto o fisonomía. Hablando claro, de si está más o menos entrado en carnes.
Lo que por otro lado corrobora los resultados alcanzados por un reciente estudio que plantea que muchos de nosotros recomendamos u ofrecemos ‘productos’ de formas más redondeadas y rotundas -menos estilizados- a los individuos con sobrepeso.
Lo más interesante/sorprendente del estudio es el ‘experimento-trabajo de campo’ en el que una actriz -ora con su apariencia normal, ora maquillada para aparentar ser obesa- se personó en una treintena de relojerías y perfumerías solicitando las sugerencias de los dependientes. Lo que se observó fue que en la mayoría de los comercios le recomendaban relojes más redondeados y voluminosos, y frascos de perfume más rotundos y esféricos, cuando aparecía disfrazada.
Más aún, un posterior experimento constató que este efecto es extensible a todo tipo de objetos, incluso a los, a priori, más desconectados o desvinculados de la imagen personal, como lámparas y demás mobiliario.
¿Y por qué hemos dicho que este prejuicio es para lo malo y para lo bueno? Porque los autores del estudio lo justifican atendiendo a la superposición que hacemos de forma inconsciente de dos asociaciones que ya habían sido probadas con anterioridad:
- que los objetos redondeados son considerados más cálidos y confortables.
- que interpretamos que las personas con sobrepeso son más amistosas, pacíficas y amables.
Vaya, que sí; que crees que están un poco ‘pasados de peso’, pero también crees que son ‘buena gente’.
Ver artículo en Tercer Milenio
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