¿Cuándo una innovación puede suponer un cambio revolucionario?
Lo cierto es que es harto difícil de determinar cuando ya es complicado estar al tanto de las novedades que, al margen de lo que llega al mercado, se fraguan en las cocinas de los laboratorios y que se llevan a las oficinas de patentes. No obstante una nos ha llamado poderosamente la atención porque tiene mucho que ver con el Código abierto y la difusión de tecnología poderosa a bajo coste: superordenadores baratos.
El mini superordenador Parallela, financiado a través de la plataforma de «crowdfunding» Kickstarter, viene a subvertir la noción de que la informática de alto nivel es privativa de entidades con alta capacidad financiera o entidades gubernamentales (listado actualizado de los superordenadores más potentes). Adapteva, la casa que firma el proyecto, comenzará a enviar a partir de octubre los primeros modelos de 16 núcleos por un precio de 99 dólares. Al margen de las cifras de rendimiento y demás tecnicismos, lo más interesante de la noticia reside en las posibilidades que se abren para los usos del dispositivo, que van desde el cálculo de simulaciones por estrés de materiales como en aeronáutica hasta un sistema de procesamiento de señal de vídeo-audio. Los diseñadores aventuran resultados brillantes en posibles usos de Parallela: Consumo (computadores pequeños energéticamente eficientes…), imagen (detección/reconocimiento facial, búsqueda huellas digitales, seguimiento de objetos, visión estereoscópica, reconocimiento gestual, sensores remotos, analíticas de vídeo, inspección en manufacturas, realidad aumentada…), comunicación (conferencia de video, monitoreo de redes…), automóvil (conducción automática, asistencia en la conducción…), robótica (inteligencia robótica, navegación inercial multi-sensorial…), comunicación inalámbrica (radio GNU, radio cognitiva…), medicina (ultrasonidos portátil, secuenciación de DNA…), etc…
Lo interesante de todo esto es la apertura de posibilidades al aplicar la computación paralela al Código abierto. Ibercivis trabaja de cerca con Janus, un superordenador «dedicado» de enorme potencia diseñado por físicos para resolver ciertos problemas teóricos (vidros de spin, algo que confieso trato de comprender una y otra vez… sin mucho éxito). Los superordenadores consiguen enormes potencias y velocidades en el procesamiento de datos (Janus equivale a 90.000 ordenadores convencionales, en su momento el más veloz del mundo, y acaba de llegar Janus II, más rápido y potente que su primera versión), basándose en esencia en el principio de que los problemas grandes se pueden dividir en partes más pequeñas que pueden resolverse de forma simultánea o concurrente (en paralelo). Para la Ciencia Ciudadana la difusión de esta tecnología a bajo precio es una muy buena noticia, pues en el fondo facilita la participación de la ciudadanía en la generación del conocimiento.
Sólo el tiempo dirá cómo la accesibilidad a este tipo de tecnología puede cambiar los usos en la I+D, y en su aplicación en todo tipo de elementos en diseño y producción. Aunque por lo que se va viendo últimamente los plazos entre los productos de la imaginación y lo que la ciencia puede presentar se van acortando más de lo que nunca hubiéramos soñado.
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