‘El Diario Montañés’ se hace eco del proyecto Vigilantes del Aire en Torrelavega: 300 vecinos cuidaron de las plantas de fresa durante 3 meses

El proyecto Vigilantes del Aire organizado por Ibercivis ha llegado a numerosas ciudades españolas con el objetivo de medir la calidad del aire. Una de ellas ha sido Torrelavega (Cantabria), el pasado 27 de septiembre el periódico de referencia de la zona, ‘El Diario Montañés’ publicaba una noticia sobre el proyecto.

En Torrelavega se repartieron 300 plantas de fresa, los voluntarios se encargaron de cuidarlas durante 3 meses y luego tuvieron que enviar las hojas de estas plantas para que se analicen y poder conocer el grado de calidad del aire de la zona.

«El informe señala que, en cualquier caso, hay margen de mejora, pues Torrelavega es la ciudad de menor entidad poblacional que mostró valores más altos en lo que se refiere a metales pesados, lo que podría explicarse por la gran tradición industrial de la capital del Besaya», cuenta el diario. Puedes leer la noticia completa aquí.

Artículo publicado en ‘El Diario Montañés’ el pasado 27 de septiembre. Imagen: ‘El Diario Montañés’

Precisamente, hace unos días que se publicaba el informe científico 2020/2021 con los resultados de la monitorización de la calidad del aire en áreas urbanas y rurales españolas a través de Vigilantes del Aire 2020, un proyecto de ciencia ciudadana que utiliza macetas de fresa como biosensores de la calidad del aire.

Las plantas de fresa fueron ubicadas y cuidadas por científicos ciudadanos en el exterior de su vivienda (ventanas, balcones, terrazas, etc.), durante más de 2 meses entre octubre y diciembre de 2020 en diferentes áreas urbanas y rurales de España entre las que destacan las siguientes ciudades: Madrid, Barcelona, Zaragoza, Bilbao, Vitoria-Gasteiz, Granada, Girona, Castellón, Burgos, Pontevedra, Torrelavega y Algeciras.

Resultados de ‘Vigilantes del Aire’ en Torrelavega. Imagen: Ibercivis

En Torrelavega, el proyecto fue desarrollado por el colectivo Torrearboleda. El proyecto cuenta con la colaboración del Instituto Pirenaico de Ecología, el Ministerio de Ciencia e Innovación, la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología y la Fundación Ibercivis. 

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